La hibridación "in situ" fluorescente en el diagnóstico y seguimiento del carcinoma urotelial

El carcinoma urotelial de vejiga es una neoplasia de alta incidencia que se diagnostica usualmente en estadios incipientes (75%) y en la mayoría de casos se trata de carcinomas de bajo grado. La progresión de la enfermedad a estadíos invasivos se asocia a mal pronóstico pero es poco frecuente (5-20%). Sin embargo, la tasa de recidiva se sitúa entre el 50 y el 70% y exige un seguimiento clínico estricto después del tratamiento inicial. Los recursos disponibles tanto para el diagnóstico como para la monitorización posterior y detección precoz de recidivas, son la citología seriada de orina y la cistoscopia con estudio histopatológico.

La citología de orina es una técnica asequible, no invasiva y específica, pero de baja sensibilidad, especialmente para los carcinomas de bajo grado. Un estudio clásico de Leopold Koss presentó, en los carcinomas de grado 1 y 2, una tasa de falsos negativos del 83% y 29% respectivamente, mientras que los de grado 3 se detectaron citológicamente en el 94% de los casos.

En el proceso de carcinogénesis urotelial se acumulan, desde fases muy incipientes, distintas anomalías cromosómicas previas al desarrollo del fenotipo morfológico maligno, que pueden identificarse con técnicas de hibridación “in situ” fluorescente (FISH). Numerosos autores han demostrado que el estudio de FISH aumenta significativamente la sensibilidad de la citología para detectar células malignas y es útil tanto en el diagnóstico como en el seguimiento del carcinoma urotelial. Estudios recientes muestran una sensibilidad de la técnica del 72% muy superior a la de la citología convencional (48%). Esta sensibilidad se incrementa en tumores de alto grado y estadío avanzado llegando a alcanzar el 95%. Otros trabajos enfatizan la significación clínica de las alteraciones cromosómicas detectadas por FISH para predecir recurrencia, incluso en pacientes con cistoscopia negativa.

La técnica de FISH puede aplicarse sobre extensiones celulares obtenidas de orina o lavado vesical y emplea cuatro sondas marcadas con fluorocromos para la detección de aneuploidía en los cromosomas 3, 7 y 17, y pérdidas específicas del locus 9p21. El resultado se obtiene tras evaluar la presencia de alteraciones cromosómicas en un mínimo de 20 núcleos aberrantes o 60 núcleos morfológicamente normales y se considera alteración cromosómica la identificación de más de 5 células con polisomía (ganancia de dos o más cromosomas) y/o de más del 50% de núcleos con pérdida homozigota de 9p21.

En nuestro laboratorio se han estudiado de forma prospectiva 1408 muestras citológicas de 557 pacientes con sospecha clínica de carcinoma urotelial o en seguimiento por tumores ya tratados. Los resultados muestran que en los casos con carcinoma urotelial demostrado por biopsia, la sensibilidad del FISH (75%) fue muy superior a la de la citología (41.5%). Coincidiendo con estudios previos, esta sensibilidad se ve incrementada cuando el estudio se limita a los casos con carcinoma urotelial de alto grado situándose en 89% vs 54.1% para la citología.

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11/2010/ Dra. Beatriz García, Dr. Xavier Puig

2004-09-25T16:29:54+00:00